martes, 30 de septiembre de 2008

CUENTO SOBRE LA PROPIEDAD PRIVADA - ANGELICA Y VIVIANA


Erase una vez un señor feudal que tenía miles de tierras sobre las cuales no ostentaba limitación alguna, las explotaba a través del trabajo duro de los campesinos y no les permitía a éstos percibir siquiera los frutos caídos. Un día el rey de aquella Nación, movido por las incorformidades de sus súbditos, decidió que el señor feudal hiciera presencia en la corte para comunicarle que sus tierras, así como las de los demás señores feudales, tenía limitaciones, tales como una función social y ecológica, el rey nunca desconoció que el señor de la tierra tenía sobre su propiedad el derecho de servirse de la cosa y obtener de ella todas las ventajas que podía reportarle; obtener los frutos civiles y naturales que el bien podía producir; el poder de consumir la cosa y disponer de ella en forma absoluta y definitiva y reclamar el bien a terceros poseedores y tenedores, pero le recordó que el ejercicio de la propiedad privada no podía ir en contra del interés público y la conveniencia social. El feudo aceptó los mandatos de la corte y se comprometió a que los vecinos entraran a sus tierras y constituyeran servidumbres necesarias para un sano goce y disfrute de la propiedad, así mismo permitió que recogieran de su propiedad los frutos caidos.
En dicha Nación se extendió el rumor de que los derechos tienen limitaciones y que el interés público cede al interés particular.

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